Ferran Sánchez: Història. Divulgació. Docència.

Ferran Sánchez: Història. Divulgació. Docència.
"Sólo unos pocos prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos" (Salustio)

viernes, 18 de diciembre de 2015

CARLES BALAGUÉ (2010): LA BOMBA DEL LICEO


Deures de Nadal (2n Batxillerat)




Any: 2009
Gènere: Documental
Públic: Tots els públics
Durada: 84'
Versió original: Castellà, Català
Versions subtitulades: Castellà
Format: Color, HD, Ultra Stereo
Web:  www.diafragmapc.com
Idea original: Carles Balagué
Productor executiu: Marta Rañé Carles Balagué
Director: Carles Balagué
Guió: Carles Balagué
Direcció de fotografía: Carles Gusi
Muntatge: Xavi Carrasco
Direcció de producción: Susana Batalla
Direcció de so: Felipe Aragó


















(1)    Explica què vol dir que el Liceu és un “espai de sociabilitat de la burgesia”. Fes servir les opinions d’Eduardo Mendoza, Antoni Dalmau i Lluís Permanyer (vigila, perquè la informació està molt repartida per tot el metratge)

(2)    Fes la visita virtual que ofereix la pàgina oficial de la institució, i fes una llista dels espais principals que es poden conèixer i la seva utilitat.

(3)    Quins atemptats van produir-se  a Barcelona entre 1893 i 1896?
Data exacta
ATEMPTAT...
Contra qui?
Qui el va fer?
Resultat



Exèrcit




... al Gran Teatre del Liceu
Burgesia





Església



(4)    Què vol dir que “el llançament de la bomba del Liceu es va produir des del cinquè pis perquè el disseny del teatre estratifica les classes socials”?

(5)    Investiga què és una bomba Orsini i per què es diu així…
(6)    El dia de l’atemptat del Liceu s’estrenava la representació de l’òpera “Guillem Tell”, de Rossini. Quina història explica? Per què creus que aquesta història podia agradar la burgesia catalana?

(7)    Busca la pintura de Ramon Casas “Garrote vil” i fes-ne una descripció. Explica què en pensen els especialistes i què hi trobes (en el quadre i en la seva història) que podria recordar el destí de Santiago Salvador.

(8)    El moviment obrer tenia dues tendències/corrents. Explica breument l’evolució de cadascuna durant la Restauració (p. 140)

(9)    Manuel Girona, Eusebi Güell, i Antonio López són alguns dels exemples de personatges importants de la gran burgesia barcelonina que surten citats. Fes una petita semblança de cadascun d’ells, i busca quin artista va contractar cadascun d’ells.

(10) Què vol dir que la Sagrada Família és un temple expiatori? Identifica aquest detall de la Capella del Roser de la Sagrada Família, i intenta relacionar-lo amb la teva resposta. 





sábado, 5 de diciembre de 2015

¿QUIÉN SE INVENTÓ EL RENACIMIENTO?



Este libro de Jerry Brotton tiene traducción española y sostiene que el Renacimiento surgió en Europa gracias a la competencia y al intercambio de ideas y bienes con sus vecinos orientales y predominantemente islámicos: “estas transacciones pusieron las bases del gran arte y de la cultura que ahora asociamos con el Renacimiento y revelan también que Europa surgió en estrecha relación, y no en franca oposición, con las culturas y comunidades que a menudo ha despreciado y calificado de subdesarrolladas e incivilizadas”. Es una tesis interesante y provocadora, que desmiente demasiados tópicos como para condensarse en tan pocas páginas. Y sin embargo, el tamaño del libro acaba siendo un acierto porque, en su lucha por demostrar la factura oriental del Renacimiento, el autor se ve obligado a ponernos al día y sintetizar precipitadamente un estado de la cuestión muy apretado que hace del libro un manual capaz de condensar todos los aspectos interesantes de la época. Ya el título se sirve del bazar oriental como metáfora de un proceso por el que “Europa empezó a definirse comprando y emulando la opulencia y la sofisticación cultural de las ciudades, comerciantes, eruditos e imperios de los otomanos, los persas y los mamelucos egipcios. El flujo de especias, sedas, alfombras, porcelana, pórfido, cristalería, laca, tintes y pigmentos procedentes de los bazares orientales de la España musulmana, el Egipto de lo mamelucos, la Turquía otomana, Persia, y la ruta de la seda entre China y Europa, proporcionaron la inspiración y los materiales para el arte y la arquitectura de Bellini, Van Eyck, Durero y Alberti”. Por si fuera poco, se añade, los conocimientos árabes en astronomía, filosofía y medicina influyeron en Leonardo, Copérnico, Vesalio y Montaigne.

Brotton confiesa que su intento de encontrar las “raíces orientales” del Renacimiento pretende responder al “clima global” del presente: en un tiempo que parece enfrentar dos fundamentalismos –el mercado contra Dios- él ha preferido recordar que “en los orígenes de nuestra modernidad, (…) las personas intercambiaban ideas y objetos, dejando al margen su ideología”. El propósito es loable, aunque quizá las fuentes y los argumentos citados no me acaban de convencer porque se margina cuantos no permiten rastrear la influencia oriental. Sin embargo, la nobleza del propósito otorga al libro una originalidad que merece atención, y te vuelve consciente de que cada visión del Renacimiento tiene intencionalidad.

Vasari ya habló de “rinascità”, pero el término “renacimiento” no se inventó hasta que el nacionalista romántico y republicano Jules Michelet publicó el séptimo volumen (1855) de la “Historia de Francia” que venía escribiendo desde 1833. Empeñado en celebrar “el descubrimiento del mundo y el descubrimiento del hombre”, Michelet definía una “Renaissance” como el momento en el que “el hombre se reencontró a si mismo”. Esa concepción del Renacimiento como ruptura, como eclosión del genio individual, materializada en un Olimpo de intrépidos exploradores, sesudos reformadores y eruditos escritores, nos resultaría familiar si no fuera porque Michelet, -en su calidad de nacionalista francés- quiso reivindicar el fenómeno como propio, alejándolo de la Italia llena de tiranos y papas a los que su pasión democrática detestaba. Desengañado tras el fracaso de las revoluciones de 1848, Michelet buscaba en el pasado un triunfo de la libertad, y creyó encontrarlo en la sofisticación artística del Renacimiento y en los escritos de Rabelais o Montaigne.


Aquellos individuos geniales también fascinaron al suizo Jacob Burckhardt cuando esbozó su clásico “La cultura del Renacimiento en Italia” (1860). En él, la esencia de aquella época es el nacimiento de la individualidad moderna: el artista, el navegante, el reformador, el humanista, incluso el príncipe -cuya obra maestra era el estado- contrastarían con el hombre medieval, al que le faltaría -según su visión- una conciencia clara de su identidad individual. Ese Renacimiento profundamente subjetivo es, dice, Brottom, la fantasía de un intelectual elitista, “orgulloso de su individualismo suizo protestante y republicano, temeroso del creciente poder imperial alemán y de la destrucción de la belleza y el buen gusto que propiciaba el drama de la industrialización”. Burckhardt también se quiso refugiar en un tiempo en el que el arte y la vida estuvieran unidos, y se ensalzara el republicanismo.


Huizinga describía las pervivencias
medievales en la sociedad borgoñona
del s. XV
Contra la visión del Renacimiento como ruptura/novedad Johan Huizinga publicó “El otoño de la Edad Media” (1922). Lejos de oponerlo a los tiempos medievales, el Renacimiento de Huizinga era su declinar. Escribía tras la Gran Guerra, mal momento para celebrar el supuesto florecer de la individualidad europea, empujado por una especie de “revolución de los medievalistas” que se oponía al retrato de lo medieval como tiempo de oscuridad. Así, C.H. Haskinks le quitaba excepcionalidad al Renacimiento señalando al que él advertía en el s. XII (1927). El pesimismo de postguerra impedía a Huizinga reconocer ninguna modernidad en el s. XV; sólo cuando la barbarie del Holocausto urgió a buscar un “kit de emergencia” con el que sobreponerse a las miserias del progreso, el judío alemán Erwin Panofsky se atrevió a recetar el estudio de la iconología del Renacimiento para recuperar valores -saber, urbanidad...- que sirvieran de antídoto a la deshumanización experimentada: reflexionar sobre las fuentes literarias, filosóficas y políticas, como habían hecho los humanistas, nos hace humanos y nos aparta de la barbarie.

Así fue como la visión del sofisticado “Renacimiento rupturista” se volvió a poner de moda. Sin embargo, Peter Burke lleva tiempo advirtiéndonos contra el espejismo creado por los escritores del Quattrocento para canonizar su época. Su visión del fenómeno es más progresiva que rupturista, y pretende enlazar a Petrarca con Descartes construyendo una sucesión de cambios que empezaría en 1300 y llegaría hasta 1600. Mientras Francia se mantenía como epicentro del gótico, la caballería y la escolástica, fue surgiendo en las ciudades italianas autónomas una cultura alternativa, más laica y civil que clerical y militar; y mientras gran parte de las viejas estructuras sociales y económicas se mantenían, la élite que compartía esa cultura creó un discurso laudatorio tan fascinante que todavía hoy seguimos haciéndole los coros. Burke, por ejemplo, explica cómo tras la derrota del Duque de Milán Giangaleazzo Viscoti durante su campaña por conquistar Florencia (1402), la ciudad del Arno celebró la derrota del tirano comparándose, en tanto estaba libre de príncipes, con la antigua Atenas y la Roma republicana. Intelectuales a sueldo de los mercaderes que copaban las instituciones colegiadas de la ciudad inventaron entonces una “edad oscura” / “edad media” que les separaría del mundo clásico que querían recuperar, y en el que creían encontrar recetas tan virtuosas como válidas para encarar su presente. El profesor de historia cultural en Cambridge nos sugiere que desconfiemos del relato simbólico que satura la historia de las ciudades-estado italianas de metáforas (despertar, renacer...) y personajes sobrehumanos (heroicos como Miguel Ángel, o malvados como los Borgia) para convencernos de que su advenimiento fue una especie de milagro.

Peter Burke, autor de "El Renacimiento
europeo. Centros y periferias
" (2005)
¿Por qué nos ha seducido tanto ese discurso? Por una parte, es obvio que es un relato tan fascinante que ofrece atractivo turístico, y posibilidades didácticas: facilita un espejismo comprensible mientras te paseas por las calles de Florencia o cuando explicas en clase. Pero pensando en los refugios que con talante republicano y decadentista se inventaron Burckhart y Michelet, se me ocurre que el mito del Renacimiento no sólo proporciona mercaderes y príncipes con los que el capital y el estado se letigimen hoy.

También a nosotros, consumidores compulsivos del s. XXI, nos facilita una cálida hospitalidad alejada de nuestra "hoguera de las vanidades", un oasis de belleza estética alejada de nuestro evanescente presente. Aquel mundo de valores cívicos y paganos nos resulta atractivo porque somos tan individualistas y hedonistas como aquellos genios. También es posible, como sugiere el historiador norteamericano de la literatura Stephen Greenblartt (Renaissance self-fashioning: from More to Shakespeare, 1980), que nos fascinen los grandes autores del Renacimiento porque produjeron unos personajes de ficción (Fausto, Hamlet...) tan angustiados en su reflexión sobre su propia identidad como nosotros mismos. Ver en aquellos intelectuales orgánicos / genios un sofisticado antecedente ilustre de nosotros mismos nos rendiría a los pies del Renacimiento como “kilómetro cero” de nuestra modernidad. Lo malo de la modernidad es que, como la fuerza en “Star Wars”, también tiene su lado oscuro. Y que esa segunda cara no nos gusta: no sólo no es reivindicable, sino que incluso es sórdida. En el caso de que el Renacimiento fuera el alba de nuestra modernidad, añade Greenblartt, también tuvo su lado oscuro: si nuestro culto a la ciencia y la técnica produjo el Holocausto, aquella “primera modernidad” produjera la debacle demográfica americana. ¿Acaso no es cierto que cuando oteamos la Europa del primer Quinqueccento buscando la cúpula de Brunelleschi, no estamos evitando conscientemente mirar al Caribe?

sábado, 21 de noviembre de 2015

TRANSICIÓ CIRCUMSTANCIAL I DEURES PENDENTS




















Dissabte vaig assistir a una apassionant “master class” de Borja de Riquer, que em va fer qüestionar la visió “pabloiglesista” que sempre he tingut sobre la Transició; ja sabeu, el “règim del 78” és una democràcia inacabada segrestada per una “casta” extractiva, que no mereix les lloances triomfalistes de la visió “victoriapreguista”. Evidentment, l'eminent professor de la UPF no va fer servir aquests dos termes, però si que va reconèixer la consolidació d’una visió canònica en arribar el PSOE al poder (1982): era un discurs que celebrava la consolidació de la democràcia a Espanya i feia de la Transició un procès procés modèlic, fins i tot exportable. Aquesta visió rendia culte a una elit de lluitadors antifranquistes prenent assenyades decisions conjuntament amb interessants dissidents del franquisme. En aquest context, Victoria Prego presentava la seva sèrie a TVE i es publicava una veritable allau de memòries dels personatges que havien participat del consens, com les que Paul Preston o Vilallonga van dedicar al Rei.

A primers dels 90 la “dreta sense complexos” va trencar aquell consens: el rearmament impulsat per José María Aznar durant la campanya de 1993 cridava a iniciar una “segona Transició” en el convenciment que la primera havia estat un frau i que els seus objectius inicials havien estat desnaturalitzats pel PSOE. Si EL PAÍS havia estat l’altaveu de la visió de la Transició vigent fins aleshores, EL MUNDO s’encarregaria d’aquest procés reaccionari de revisió política, que tindria un correlat historiogràfic d’esquerres segons el qual la Transició hauria estat una estafa, un subtil manteniment de les estructures franquistes, una espècie d’operació “lampedusiana” per tal que, en el fons, res no canviés.

Caldria evitar les visions modèlica i lampedusiana per escriure una visió més científica de la Transició. Per fer-ho, Borja de Riquer va advertir-nos que calia evitar alguns errors recurrents:

- creure’ns que el procés va començar amb la mort del dictador (i no abans);

- banalitzar el franquisme menyspreant la seva capacitat repressiva i de perllongar-se; 

- considerar madura la societat espanyola (projectant a tota la població el tarannà de les minories urbanes políticament actives); 

- i atribuir-li a la transició responsabilitats polítiques que són posteriors. De Riquer es referia a culpar-la de la baixa qualitat democràtica del nostre sistema polític actual, preguntant-se si no seria responsabilitat d'actuacions posteriors.

Tampoc Pere Ysàs ha avalat la visió d’una “democràcia imposada pelsfranquistes en benefici propi, plena de limitacions i perversions”. Si la visió lampedusiana no és certa, la de la dictadura “biodegradable” que va preparar la societat espanyola per a la democràcia encara sembla més falsa. És cert que les xifres macroeconòmiques demostren que durant els seixanta la societat espanyola havia canviat molt... però el règim no havia canviat gens! Les seves elits volien continuar el règim sense Franco, però...
-        No tenien líder (Carrero tenia poques simpaties entre els falangistes pel seu suport als tecnòcrates, deia Javier Tusell a “La eminència gris del régimen de Franco” el 1993).
-        Tampoc no tenien cap pla econòmic, perquè les patronals –adormides en els llorers del proteccionisme- solament sabien que volien continuar sense pagar impostos.
-        Des que Pau VI va nomenar Tarancón, tampoc no comptaven amb el suport de l'església, que -en la famosa assemblea de bisbes i sacerdots de 1972- havia lamentat que “no supimos ser neutrales en una guerra entre hermanos”.
-        I per si fos poc, tenia el carrer a la contra. L'impacte de la crisi del petroli va convertir Espanya en el país amb més vagues d'Europa. L'augment de la conflictivitat era especialment preocupant per al búnker si es considera el context: una URSS tentacular i activa, la crisi del Sahara i els clavells florint a l'altre costat de la frontera.

Malgrat aquestes dificultats, ni pactes ni consens estaven a l’agenda quan va morir el dictador; el que va passar és que el búnker va perdre el seu pols mediàtic amb l'oposició i els pactes se’ls van fer imprescindibles. La tímida apertura virtual que van iniciar va fer d'escletxa: el 1976 El País i l’Avui seduïen nous lectors explicant el que la premsa oficialista censurava. Això deixava testimoni, per exemple, de la llarga vaga que a Sabadell -el Petrograd català, en les Memòries de Fraga- feia caure l'alcalde, tan ben explicada per Xavier Domènech. Notícies com aquella espantaven la cúpula: el mateix Fraga reconeix com el record del 12 d'abril de 1931 els feia dubtar si res podia començar per unes eleccions municipals.

Sempre hem dit que aquell govern impopular estava dividit, però Tussell ja va suggerir que era difícil diferenciar aperturistes i immobilistes perquè tots ho eren alhora: immbolistes perquè no volien substituir l’ordre franquista per una democràcia, aperturistes perquè veien necessaris alguns petits canvis. Les divergències radicaven en com assegurar millor el futur del règim i no pas en com substituir-lo per una democràcia. Pere Ysàs nega rotundament que els reformistes pensaven en democràcia: volien “fer canvis en el règim però no pas canviar de règim”. El duet Arias-Fraga volia conservar les Lleis Fonamentals, però durant el primer semestre de 1976 la mobilització democràtica va assolir tal dimensió que podia escombrar la monarquia. Aquesta por va obligar els quadres del franquisme a recuperar la iniciativa. I d’aquesta necessitat va sortir el govern Suarez: cremant etapes, oferint un projecte acceptable a la majoria de l’oposició, sense cap “full de ruta”, improvisant i vorejant les pressions, va iniciar un procés que no sabien on els conduïa. En cap moment van controlar-lo: volien demolir de forma controlada les institucions franquistes generant una nova realitat jurídica que permetés passar –sense ensurts, ni reclamacions de responsabilitats, ni radicalitzacions- “de la llei a la llei”. El professor De Riquer va explicar que fer-ho exigia convèncer els procuradors de Corts i els “consejeros nacionales del Movimiento” –visitant-los un per un- que el canvi era inevitable i que, si no accentaven canvis, la situació es desbordaria i ho perdrien tot.

Així es va arribar a votar la Llei de Reforma Política. Reformava la llei de Corts per escollir dues cambres per sufragi universal, a les que atorgava poders constitucionals per reformar les Lleis Fonamentals. No implicava necessàriament la celebració d'unes eleccions lliures. Aleshores, la mobilització ciutadana i la pressió opositora dels primers mesos de 1977 va obligar el govern a abandonar el projecte reformista. Com diu Pere Ysàs: “bona part de les decisions que va aprovar a partir de febrer en successives reunions del Consell de Ministres van anar dirigides a satisfer –almenys parcialment- les condicions formulades per l’oposició: modificació de la llei d’associació política, ampliació del decret-llei d’amnistia de juliol de 1976, dissolució del Movimiento, legalització del PCE”.

Si res no estava “atado y bien atado”, per què tenim la idea de que aquell projecte va ser una estafa? Segons Borja de Riquer, perquè en el mateix període l'oposició va deixar enrere els punts més rupturistes del seus programes. Per què ho va fer? Perquè es va adonar que podia erosionar governs (com havia passat amb Arias Navarro), però no substituir-los. Pere Ysàs també diu que la conflictivitat obrera, universitària i veïnal van “contribuir decisivament a la crisi de la dictadura, però mai no va assolir l'extensió i la intensitat per portar-la a la fallida”. Era impossible enfrontar-se a un aparell repressiu ben operatiu, a la por fundacional del primer franquisme, a les expectatives de prosperitat de la població i al silenci polític fora de les ciutats. D'aquestes dificultats, l'oposició va concloure la necessitat de dividir els negociadors franquistes: si ens veuen radicals, si intueixen que volem qüestionar-ho tot, si veuen en nosaltres els vençuts de 1939, ells tancaran files i serà impossible arrencar reformes.


Ni govern ni oposició tenien prou força per sotmetre l’altre. D’aquesta doble debilitat, i de la rapidesa de Suárez a convocar les eleccions de juny de 1977, va sortir l’acord. Calien acords de mínims: l'oposició demanava reconeixement de tots els partits, normes electorals, amnistia i desmantellar les institucions franquistes. Tot era negociable, els devia dir Suárez. Tot, excepte tres coses: monarquia, responsabilitats polítiques i unitat nacional. L'oposició va acceptar, i es van celebrar les eleccions de juny de 1977. La composició de les cambres que en va resultar va determinar la nova etapa en el procés de canvi polític: els que no volien anar més enllà de les reformes (AP) van fracassar, les forces rupturistes van obtenir una sòlida representació (PSOE, PCE, CDC, PNB...) i la victòria del centre va ser insuficient com per deixar-ho tot igual... Això va determinar que les corts es convertiren en constituents, però la constitució també va estar condicionada; les actes de les sessions plenàries del Congrés, el Senat i la Comissió Constitucional demostren que es va parlar de tot: la monarquia, la república, les nacionalitats, l'autodeterminació, la guerra civil i el franquisme. Malgrat les converses, la correlació de forces en aquelles corts explica algunes pervivències franquistes que constitueixen el segon dels nostres motius de desengany: ningú pot demanar responsabilitats al cap d'estat, la constitució atorga a l’exèrcit un paper de garant de la unitat, i l'església catòlica conserva privilegis. La vergonya, a parer del professor de Riquer, no era tant que d'aquella conjuntura en sortís aquell acord, sinó que tants anys després ningú no hagi pogut posar sobre la taula la necessitat d'incloure-hi canvis.


Ens hi posem?

lunes, 12 de octubre de 2015

PER CATALUNYA ... I ALTRES CAUSES!


En el seu exemplar de setembre la revista Serra d'Or va commemorar el 75è aniversari de l'execució de Lluís Companys, que s'acompleix dijous vinent, donant veu a 11 historiadors de primera fila sobre el personatge.  Ho fa amb petits articles d'opinió que, malgrat ser breus, resten ben farcitss de referències als temes més polèmics que acompanyen la trajectòria del president. El resultat és un dossier més que necessari: un cop d'ull a la xarxa permet trobar tota mena d'acusacions injurioses i opinions “de trinxera” que -malauradament- han arribat a la literatura pretesament respectable. És per això que Jordi Casasses qualifica de descontextualitzacions alguns atacs viscerals contra Companys per proclamar la República Espanyola, seguir la Revolució d'Octubre de 1934 o dirigir amb poca fermesa la resistència al cop de juliol de 1936. Albert Balcells reconeix que Companys “no ha de restar al marge de la crítica retrospectiva”, però tot seguit afegeix que “això no vol dir embrutar la seva imatge amb xafarderies sense proves”. I Joan B. Culla, més rotund, recorda que és més fàcil escriure pamflets “que no pas biografies documentades i sòlides”, i que -lluny de necessitar màrtirs- el que la veritat necessita és “rigor i recerca”, referència “subtil” a un llibre publicat fa pocs anys a l'ombra de poderoses plataformes mediàtiques disposades a desqualificar Companys per ferir, de pas, adversaris polítics del present.

Cap dels historiadors seriosos del dossier de la Serra d'Or s'embruta així les mans. Però sí que hi ha crítiques a la construcció del mite: Enrique Ucelay Da Cal, per exemple, afirma que parlem de Companys més que de Joan Peiró o Julián Zugazagoitia, víctimes contemporànies de la venjança implacable i exemplaritzant del primer franquisme, perquè els altres personatges “no pertanyen a la mateixa construcció ideològica que vol santificar Companys”. Insinua doncs que hi ha una tàctica nacionalista de sacralització injustificada, i demana a la professió “el sentit crític” que, pàgines després, sembla guiar Jaume Sobrequés quan diu que “el mite Companys, alimentat per una mort tràgica, ha deixat en un segon pla la valoració de la seva acció de govern”. L'aportació de Sobrequés sembla criticar els historiadors “presoners del consens majoritari favorable a Companys” i, conseqüent amb la seva trajectòria personal com a intel·lectual orgànic, contraposa a la figura del mite màrtir el que seria “el polític català més important del segle XX”: Jordi Pujol. Quins collons!


Altres advertències contra els martirologis són més versemblants. Joan B. Culla diu que el perpetu recordatori de la seva execució ha fet de Companys un “personatge unidimensional” malgrat 40 anys de trajectòria política prèvia. L'oblit és conscient; pretén fer prescindible qualsevol lectura política prèvia a la seva execució; el silenci construeix el tòpic del mal polític redimit per la dignitat de la seva mort, que Josep Fontana pretén superar afirmant que Companys “representava tot el que la dreta combatia”: aquest “tot” el va convertir, insinua, en diana del seu odi.  També Borja de Riquer suggereix la importància d'aquest “tot” quan interpreta la sublimació del “president màrtir” com un mecanisme per estalviar l'anàlisi de la seva actuació política.  Això explicaria per què els governs convergents van ignorar el centenari del seu naixement el 1982. Agustí Colomines, tot i que reconeix que en dos importants obres recents -el que Manuel López Esteve ha dedicat a l'Octubre de 1934 i la monografia sobre el complot nacionalista de 1936- el president és un protagonista ben enfocat, ha de lamentar que la seva memòria continuï “aturada a vindicar la seva mort i res més”. Ell mateix recorda el polèmic bateig de l'Estadi Olímpic amb el nom del president: en el ple que ho aprovava el 2001 la decisió va comptar amb l'oposició de la dreta, qui encara “li carrega la responsabilitat del que va passar a la rereguarda republicana” durant la guerra civil. 

Aquest odi ve de lluny: Cambó escrivia a les seves memòries que l'execució havia estat un error, però que potser no havia estat injusta atesos els seus antecedents! La frase, tan sinistra com el mateix paper de Cambó durant la guerra, fa referència a l'estiu de 1936. Joan B. Culla escriu en el dossier que la dreta encara veu el president Companys com un governant “feble, insegur, covard, que consentí o propicià l'armament de les turbes el juliol de 1936”, al que fan “el màxim responsable moral o polític del 8000 assassinats comesos a la rereguarda”. Solament Borja de Riquer gosa posar en context aquesta suposada complicitat amb els assassins, afirmant que Companys va haver d'escollir entre tres opcions: “abandonar el poder i deixar-ho tot en mans dels revolucionaris, per la qual cosa hauria passat a  la història com un irresponsable; intentar desarmar els comitès revolucionaris, fet que hauria provocat un violent conflicte dins de Catalunya, amb poques possibilitats d'imposar-se; i, finalment, cercar de mantenir la legalitat institucional a base de pactar amb els revolucionaris”.  I remata recordant que Companys va decidir defensar per damunt de tot la legalitat republicana i la Generalitat; malgrat que això implicava “una mena de mal menor, haver de pactar amb els revolucionaris i acceptar moltes de les seves imposicions”. Albert Balcells encara va més lluny en la seva defensa quan recorda que “sense mitjans per restablir l'ordre públic i atenuar els crims (…) salvà moltes persones”. I Jordi Casasses li valora que en un context de tensió extrema -guerra, revolució, desordre, hostilitat del govern central...-  “va permetre la continuïtat de la vida de la Generalitat amb el mínim de normalitat perquè es pogués llegar a la posteritat”.

Aquest salvament institucional va ser possible, afegeix Josep Maria Solé i Sabaté, gràcies a la  popularitat que Companys havia aconseguit, tant en el món rural -“fill de pagesos benestants, propietaris mitjans, mai no perdrà (...) una sentida estima per la gent del camp malgrat que mai no es dediqués a conrear la terra”-, com en el món obrer gràcies a la seva continuada denúncia -com a parlamentari i com a periodista- de la guerra del Marroc.  Josep Maria Figueres, que ja havia estudiat a fons aquesta tasca i presentarà pròximament una biografia, afegeix un tercer motor de popularitat: la seva coherència. El compromís de Companys amb els valors republicans no solament es va manifestar en les detencions i empresonaments que va patir, sinó en la seva fidelitat a la República que Figueres recull precipitadament a Serra d'Or amb alguns exemples: mentre es retiraven competències de la Generalitat en plena guerra, o quan no se'l va convidar al comiat de les Brigades Internacionals, Companys va restar lleial evitant la crítica pública que desgastaria el règim; i en travessar la frontera va lliurar -en un acte carregat de simbolisme- el tresor de la Generalitat al govern central. 



Aquesta consagració a la República com a encarnació dels anhels dels ciutadans serviria per entendre la seva actuació l'octubre de 1934, que  Josep Fontana intenta explicar fent servir un discurs parlamentari del mateix president poc després de ser restablert com a president el 1936: “si el govern de la Generalitat, en aquell moment, davant de la protesta unànime de totes les forces republicanes d'Espanya, s'haguès mantingut silenciós, donant suport a unes institucions falsejades (…) s'hauria produït un desencís absolut” i “l'autonomia hauria quedat, no ja morta en l'estructura, sinó morta en la seva base”. Sembla dir que salvar la dignitat de la República i el lligam que la justificaria davant dels ciutadans hauria exigit fer aquell pas. És una visió de la política com a gestió dels desitjos dels ciutadans que avui ens pot semblar anacrònica perquè hem vist com la nostra democràcia se'ns escapava entre els dits per complaure castes i mercats; per això cal reivindicar-la!


I en aquest sentit és lògic que el govern municipal actual, sorgit d'una ciutadania mobilitzada contra aquest segrest, planifiqui uns actes commemoratius que enriqueixin -com titula l'exposició fotogràfica que acollirà el Born fins al 22 de novembre- “La imatge d'un president” posant en relleu, com farà l'acte institucional del proper dimecres, “la força d'una vida” més enllà del seu sacrifici. Ja la conferència pronunciada el passat dia 8 per l'historiador José Luis Martín Ramos (UAB) duia per títol “Un advocat del poble en el govern de la ciutat”. I és que abans de proclamar la República des del seu balcó, Companys havia estat un regidor actiu de l'Ajuntament que ja reclamava millor finançament a Madrid, la titularitat municipal d'alguns serveis i acollir nens francesos afectats per la Gran Guerra. És lògic que l'ajuntament s'afegeixi al clam que reclama l'anul·lació de la sentència de mort del president: com diu Francesc Vilanova en el dossier de Serra d'Or, és lamentable que “75 anys més tard del consell de guerra i l'execució, encara donem voltes a qüestions que haurien d'estar resoltes fa dècades” i que “el cap municipal barceloní del PP exigís canviar el nom de l'estadi olímpic de Barcelona pel de Joan Antoni Samaranch, una cosa que només pot passar a Espanya”. 

El president Companys ha estat objectiu de tanta metralla, fins i tot després de mort, que hem d'homenatjar-lo tots aquesta setmana. Val la pena recordar que aquell home era alhora republicà, obrerista, sindicalista, catalanista i antifeixista. I que abans de descalçar-se a Montjuïc aquella matinada fosca per morir -com ell mateix va cridar- "per Catalunya", havia lluitat mil i una vegades amb intensitat i compromís en favor de tots els ciutadans. Una trajectòria que el fa incomparable i sublim!

lunes, 6 de abril de 2015

DEMÒCRATES CONTRA OLIGARQUES, ARA I SEMPRE!



A la seu del Museu d'Arqueologia a Montjuïc s'ha estrenat l'exposició DEMOS. VIURE EN DEMOCRÀCIA. La seva mirada
al sistema polític imperant a l'Atenes del segle V aC està inspirada pels neguits d'avui entorn de la qualitat democràtica. Es busquen en el passat les respostes que l'antiguitat va oferir a les imperfeccions del sistema, generant un diàleg amb el present molt ben simbolitzat per una petita àgora situada en el centre de la mostra, un espai de reflexió on s'hi projecta una peça de vídeo que culmina un discurs suggeridor i poderós. Partint d'objectes del gust aristocràtic propi del món predemocràtic -ceràmiques de luxe, perfums, objectes de tocador femení...- l'exposició endinsa el visitant en les reformes amb què Clístenes (509 aC) va debilitar el règim oligàrquic del qual aquelles peces eren pròpies. El sistema polític nascut aleshores cridava tothom a exercir tasques de govern i d'elaboració de les lleis, independentment de la riquesa. Malgrat que en un racó de la mostra es recorden els exclosos de formar part de l'Assemblea -dones, estrangers, esclaus...-, el discurs expositiu supera l'estadi que tradicionalment celebrava la nostra democràcia resaltant les limitacions de la grega, i crida a reflexionar sobre una cosa que els dos sistemes tenen en comú: imperfeccions. És en el debat sobre aquell nou sistema que van sorgir la tragèdia i la comèdia: ambdós gèneres teatrals plantejaven situacions que fonamentaven la creació d'opinió i plantejaven temes de debat rabiosament actuals per reflexionar-hi partint del posicionament del dramaturg. I es que viure i conviure en democràcia mai no ha estat fàcil: DEMOS escull 4 casos de l'antiguitat atenesa -personalitzats en Temístocles, Antigona, Lisístrata i Sòcrates- per constatar que encara avui persisteixen debats sobre la justícia popular, la negociació política, el xoc entre llei i justícia, o l'aplicació intransigent de la llei.

El primer problema que planteja l'exposició és la instrumentalització dels mecanismes de profilaxis democràtica. Per sanejar el sistema polític, els atenesos es van dotar de l'ostracisme. Quan una majoria de ciutadans reunits en Assemblea creia que un individu posava en perill el col·lectiu i es votava per majoria, havia de marxar a l'exili. La votació es produïa a l'Assemblea: es demanava que cada ciutadà escrivís en un tros de ceràmica (l'òstracon, que dóna nom a l'expulsió) el nom de la persona que volien expulsar; si el nom rebia més de la meitat dels vots, el ciutadà era desposseït de tots els drets polítics i de residència durant 10 anys. L'aplicació d'aquest mecanisme permetia oxigenar la vida política de la ciutat, però no sempre era just, perquè estava condicionat per les lluites entre les diverses faccions polítiques disposades a convertir-lo en una eina de revenja. És el cas de Temístocles, el general victoriós a Salamina (480 aC): va ser condemnat a l'exili per un complot filoespartà, que el va acusar de traïció. Per això va acabar servint al rei dels perses, que havia estat el seu antic enemic.

Segon cas. A l'Atenes clàssica també es van produir xocs entre legalitat i legitimitat, entre llei i justícia. Una tragèdia que va presentar aquest conflicte va ser “Antígona”: en el text la lluita de legitimitats entre llei i justícia es personifica en els personatges de Creont i Antígona. El primer defensa amb supèrbia la inviolabilitat de les lleis de l'estat; ella defensa una llei superior que transcendeix les normes temporals establertes pels homes.

Recordem la trama: per lluitar contra el monopoli en el tron de Tebes del seu germà Etèocles, Polinices busca el suport d'una ciutat rival. La guerra conclou amb la mort de tots dos en combat; per això el seu tiet Creont es converteix en rei i dictamina que -per haver traït la polis- Polinices no serà enterrat dignament sinó abandonat perquè se'l mengin els corbs. Per evitar que l'ànima del seu germà vagui eternament, i acomplint una de les funcions tradicionalment atribuïdes a les dones, Antígona decideix enterrar el seu germà contra el criteri de Creont, el seu tiet, sogre i rei. Aquesta desobediència a les lleis de l'estat que considera injustes li valdrà la mort. Però la tragèdia arriba també a Creont, perquè el promès d'Antígona, que és el fill del nou rei, se suïcida al veure-la morta, com també ho fa la mare d'aquest noi, esposa de Creont, en veure el seu fill mort. Així és com Creont comprèn que no havia d'haver imposat la seva sobirania per sobre dels valors religiosos i familiars tradicionals. En el debat sobre si la voluntat divina (llibertat religiosa) ha de prevaler sobre la humana (obligació civil), Sòfocles sembla justificar Antígona, per haver defensat allò que es considera legítim malgrat no ser legal. Antígones del present podrien ser els manifestants contra la reforma de la llei d'avortament, o contra les retallades. Legals, però considerades il·legítimes perquè ataquen drets fonamentals.

Una altra de les experiències democràtiques que recull l'exposició DEMOS és la del poble menys influent que -unint-se i lluitant- pot acabar determinant la presa de decisions. La comèdia “Lísístrata” representa en aquest sentit una divertida fita de la història política universal: és la primera obra literària que defensa la resistència pacífica com a mètode per aconseguir objectius polítics. És també una caricatura subversiva en què la unió decidida de persones sense drets polítics, les dones, pot forçar canvis. Concretament, Aristòfanes fa que les seves heroïnes, fartes de veure com els seus pares, marits i fills perden la vida a la guerra del Peloponès, es neguen a practicar sexe amb marits i amants fins que no hi hagi pau. Aconsegueixen així un objectiu polític, com la marxa que ara fa 50 anys va sortir de Selma pels Drets Civils de la població afroamericana, o com la mobilització de la Plataforma d'Afectats per la Hipoteca.

El darrer motiu de reflexió sobre la pràctica democràtica d'ahir i d'avui que trobem a DEMOS és la concepció intransigent de la llei. Aquest problema està representat en el cas de Sòcrates. El seu mètode de debat i anàlisi crític, que feia servir la dialèctica i la demostració lògica, permetia exposar punts de vista de vegades no compartits pel poder. Els diàlegs celebrats en simposi, fonamentats en la reflexió i el raonament mitjançant la interrogació irònica o les preguntes retòriques, constituïen un autèntic viver d'idees. En ells, el mestre va personificar la difusió de les seves idees oligàrquiques: acusat de corrompre moralment els joves atenesos, va ser processat i condemnat a mort. L'acusació arribava en un moment en què es depuraven responsabilitats per les matances protagonitzades pels Trenta Tirans, un govern oligàrquic filoespartà que -després de les Guerres del Peloponès- havia intentat substituir les institucions democràtiques. Entre aquella oligarquia s'hi comptaven deixebles de Sòcrates; posant-lo sota sospita. La seva tossuderia a l'hora de defensar la legalitat (fins i tot una que el condemnava a morir) i les burles a un tribunal que naixia de l'acabada de recuperar democràcia atenesa no van jugar a favor seu. Quan va prendre la cicuta es va convertir en un membre més de la llarga llista de víctimes del compliment exhaustiu de la legalitat, on hi podríem posar també Lluís XVI o Allan Turing.


Està bé que -malgrat que la democràcia s'ha dotat de mecanismes de canalització de la participació ciutadana i d'altres per evitar les arbitrarietats- se'ns recordi imperfeccions que han estat superades, avui que una impetuosa i multiforme mobilització ciutadana aspira a superar reptes molt més grans, com el segrest del sistema per part del poder econòmic. El tema és prou important com perquè la mostra s'allargui: està programada solament fins al mes de juny, i no està previst que rodi per les altres seus del Museu distribuïdes pel territori. L'excusa és que resulta difícil encabir l'àgora i les peces al seu voltant. No és cert: caldria desfer la concepció circular de la mostra i fer-la lineal, amb l'àgora al final, perquè els vídeos que il·lustren cada cas -posats entorn de l'àgora- s'encavalquen els uns als altres i, juntament amb el vídeo central, sumen un soroll inaguantable. El disseny i el discurs són prou atractius com per intentar fer canvis que permetin allargar aquesta interessant exposició més enllà del mes de juny.






lunes, 16 de marzo de 2015

BIBLIOGRAFIA DEL CURS SOBRE ESPANYA DEL XIX


Com vaig fer amb la bibliografia del curs anterior, començo citant manuals genèrics. Un de tipus universitari i recent, que inclou les darreres aportacions historiogràfiques. Es tracta deHistoria Contemporánea de España 1808-1923”, amb Juan Sisinio Pérez Gazón, i d’altres (Akal, 2011). També amb el mateix sentit hauria de citar els de la col·lecció Tercer Milenio “La España liberal (1868-1917). Política y sociedad” (Manuel Sánchez Cortina) i “El fin del Antiguo Régimen. Política y sociedad 1808-1868” (Juan Francisco Fuentes). Per contrastar, us recomano una versió divulgativa que cobreix tota la Història Contemporània, escrita per un hispanista de prestigi: Raydmon Carr. La trobareu en molts formats, tamanys i cronologies, sempre amb el mateix títol perquè s'ha anaat reeditant y actualitzant, però canviant la cronologia que cobreix. La darrera, España 1808-2008 (Ariel, 2009) està escrita amb Juan Pablo Fusi.

Per polemitzar també us ofereixo dos llibres que sortiran durant el curs. Per una banda, Mater Dolorosa: la idea de España en el siglo XIX (José Álvarez Junco, Taurus, 2001); per altra, Progreso y libertad. España en la Europa liberal 1830-1870 (Manuel Santirso Rodríguez, Ariel, 2008).

La Guerra del Francès. “El sueño de la nación indomable. Los mitos de la guerra de la independencia” (Ricardo García Cárcel, Temas de hoy, 2007) és un llibre molt important. No solament perquè resta atent al debat historiogràfic, sinó perquè té una estructura en capítols que s'ocupa de tots els temes polèmics entorn del conflicte que va inaugurar la contemporaneïtat a Espanya. Potser un d'aquests temes més durs sigui el dels afrancesats, en podreu trobar una reivindicació en el clàssic “Los afrancesados”, de Miguel Artola, que us farà pensar. Es va publicar el 1953, però ha estat successivament reeditat per Alianza Editorial, el darrer cop l'any 2008. Incloc un llibre que no he llegit, per si de cas algú vol treballar-lo i dir alguna cosa a classe: Juan López Tabar (“Los famosos traidores. Los afrancesados durante la crisis del Antiguo Régimen 1808-1833”, Biblioteca Nueva, Madrid, 2001).

Si algú està interessat en el cas català, hi ha un llibre petit, recent i fàcil de llegir d'en Josep Fontana. Per parlar de Goya, la bibliografia seria infinita, i no la domino ni de bon tros. Però sí que us puc recomanar un estudi molt complert i divulgatiu, el que va publicar Robert Hughes a Galaxia Gutenberg (2005)

La Pepa serà un altre dels temes polèmics que encararem. N'ofereixo dues visions: una d'erudita, amb visió jurídica i amb perspectiva actual (“Cádiz a Contrapelo: 1812 y 1978, dos constituciones en entredicho”, Miguel Herrero de Miñón, Galaxia Gutenberg, 2013); l'altra, molt interessant, universitària però divulgativa, és “Las Cortes de Cádiz” (Juan Sisinio Pérez Garzón, Sïntesis, 2008). D'aquest darrer autor es pot trobar una versió molt accesible i petita: “Cortes y Constitución de Cádiz. La revolución Española” (Biblioteca Básica Anaya, 2012)

Ferran VII. Suggereixo els llibres de Josep Fontana, com “De en medio del tiempo: La segunda restauración española 1823-1834” i, dins d’una col·lecció d’Història d’Espanya, La época del liberalismo (Marcial Pons, 2007), que cobreix tot el període.

Sobre el carlisme, encara que a classe parlem més d'historiografia, ofereixo un manual universitari. “El carlismo y las guerras carlistas: hechos, hombres e ideas”. Julio Aróstegui, Jordi Canal, Eduardo G.Calleja. La esfera de los libros, Madrid, 2003.

Per parlar de Barcelona he utilitzat un assaig universitari (Celia Romea Castro: Barcelona romántica y revolucionaria. Una imagen literaria de la ciudad de 1833 a 1844. Publicaciones de la UB, 1994) i un de divulgatiu molt gràfic. La ciutat captiva. Barcelona 1714-1860 (Ròmul Brotons, Albertí Editors, 2008). La industrialització catalana és el motor de fons del clàssic de Jaume Vicens Vives “Industrials i polítics. Segle XIX”, reeditat en diverses ocasions. El 1975, Jordi Nadal diagnosticava “El fracaso de la revolución industrial en España 1814-1913” (Ariel, 1975), però ara hi ha un Atlas de la industrialización en España 1750-2000 (Fundación BBVA, 2003)

Pel que fa al militarisme, he fet servir l'assaig “Los espadones románticos”, que Fernando Fernández Batarreche va publicar a Madrid amb l’editorial Síntesis el 2007, i una divulgació molt amena, la de Gabriel Cardona: “A golpes de sable. Historia de los militares que han marcado la historia de la España moderna” (Ariel, 2008). M'hauria agradat fer servir “Policías y proscritos: estado, militarismo y seguridad en la España Borbónica (1700-1870)”, d'Enrique Martínez Ruíz, però no l'he trobat a cap biblioteca. El tema del debat sobre el model de seguretat pública és molt interessant, però per construir el discurs de les classes he hagut de fer servir obres ja antigues de Diego López Garrido (La Guardia Civil y los orígenes del estado centralista, Crítica, Barcelona, 1982), M.Ballbé a “Orden público y militarismo en la España Constitucional 1812-1983” (1983) i una més recent de Miguel López Corral: La Guardia Civil, Claves históricas para entender a la Benemérita y a sus hombres (1844-1975). Igualment es pot fer amb Carlos Seco Serrano (“Militarismo y civilismo en la España Contemporánea”, 1984) vs

Dues visions d’Isabel II: la d’Isabel burdiel (Isabel II y los laberintos del poder, Premio Nacional de Historia, Taurus 2010) la recomano especialment. També he fer srivr la de José Luis Comellas (Isabel II: una Reina y un reinado, Ariel, 1999)

Sobre Prim. El clàssic de Pere Anguera. El General Prim, biografia de un conspirador (Edhasa, 20013) és molt interessant. Josep Maria Fontana Beltrán construeix la trama del'assassinat a “El magnicidio del general Prim” i en les darreres setmanes ha sortit al mercat “Prim, mucho más que una espada”, d'Emilio de Diego.

Sobre el Sexenni Democràtic, Gregorio de la Fuente Monge: La Revolución de 1868. Élites y poder en la España liberal, Marcial Pons, Barcelona, 2001. Hi ha un llibre petit, de Francesc Martí Gelabert (2007) sobre “La Primera República”, que pot ser útil, i un assaig més llarg de José Luis Fernández Rua (1975)


Com de la Restauració solament hem fet la presentació a classe, deixo per a una entrada propera la presentació de la bibliografia que farem servir. 

sábado, 7 de marzo de 2015

A 2n BAT, EN HOMENATGE A CLARA CAMPOAMOR



Demà, dissabte, és el Dia de la Dona. I aquest any vull que Clara Campoamor tingui més protagonisme a classe!

(1) En dos fragments de la pel·lícula es fan referències a la joventut i formació de Clara Campoamor. Qui era?

(2) Com es descriu l'ambient del país després de la caiguda de Primo de Rivera? En el minut 8 es prepara el Pacte de Sant Sebastià: què va ser?

(3) Què va ser la “sublevación de Jaca” i com la relaciona la pel·lícula amb Clara Campoamor?

(4) Les eleccions municipals del 12 d'abril de 1931: explica el seu resultat, les seves conseqüències i com les va viure, segons la pel·lícula, Clara Campoamor

(5) Analitza el fragment del discurs d'Alfons XIII que apareix en el minut 13. Com acabava aquell 14 d'abril?

(6) Què era Acció Republicana, i per què Clara Campoamor abandona aquesta formació política?

(7) Quin polític li ofereix ser candidata i en quin partit? Explica en quins moments hem hagut de parlar d'aquests personatge a classe per la seva importància.

(8) La coberta d'un diari explica a l'espectador, en el minut 30, el resultat de les eleccions de juny de 1931. Quin va ser i quines conseqüències va tenir?

(9) Al reunir-se la Comissió Redactora de la Constitució, la pel·lícula ens presenta José María Gil Robles. Explica qui va ser aquest personatge.

(10) Quina discussió protagonitza Clara Campoamor amb la Comissió Redactora de la Constitució i per què? Com va acabar aquest debat en les Corts Constituents?

(11) Quins arguments defensen els homes que s'oposen al vot femení? I Victoria Kent?

(12) Explica les principals característiques de la constitució que finalment es va aprovar

(13) En el minut 77 hi ha referències a Catalunya. Presenta el diputat que parla i explica què hi estava passant durant el període en què es desenvolupa l’acció de la pel·lícula.


(14) En el minut 81 hi ha referències al problema religiós. En el minut següent, Gil Robles fa una interessant declaració. Explica quines lleis es van desenvolupar en aquest sentit durant el bienni social-azañista, i què vol dir Gil Robles. 

Si VOLS veure sencera la pel·lícula de Laura Maña (2011), a TVEAlacarta, utilitza aquest enllaç